viernes, 24 de junio de 2011

Tipo de Cambio

Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré sobre el tipo de cambio, y en este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala.
A. La buena, es que el súper peso ha regresado a los encabezados periodísticos al ubicarse en 11.57 pesos por un dólar.
B. La mala, es que esto no es necesariamente bueno ni malo, ya que cuando varía el tipo de cambio mejoran algunas personas, pero otras salen perjudicadas.
El tipo de cambio se define como las unidades de moneda local que hay que intercambiar por una unidad de una moneda extranjera. En nuestro caso, la paridad cambiaria son los 11.57 pesos mexicanos que se intercambian por un dólar estadounidense.

En un régimen de flotación del tipo de cambio, como el que tenemos desde 1995, no hay una persona o comité gubernamental que decida su valor; por el contrario, son las fuerzas del mercado, la oferta y demanda de dólares, las que determinan su paridad. Cabe resaltar que el mercado cambiario no es un ente, ni un lugar físico, de hecho son las personas, los ciudadanos de todo el mundo, los que lo conforman. Vamos por partes, la demanda de dólares la ejercen las personas que importan bienes, por ejemplo, cuando usted compra una golosina producida en otro país está participando indirectamente en la demanda de dólares; también intervienen los mexicanos que salen de viaje al extranjero, las personas o agentes financieros que compran activos del exterior, los funcionarios públicos cuando pagan la deuda externa y los intereses que esta genera. En contraste, la oferta de dólares es aportada por los empresarios que exportan mercancías, por las familias que reciben remesas, por los extranjeros que vienen a vacacionar a la tierra azteca, por los agentes que venden activos locales a los extranjeros y por los empresarios que compran fábricas a través de lo que se conoce como inversión extranjera directa.

Cuando el régimen cambiario es de libre flotación, se dice que el tipo de cambio se deprecia cuando hay que pagar más pesos por cada dólar; en contrasentido, el tipo de cambio se aprecia cuando hay que intercambiar menos pesos por cada dólar. Pero estos cambios en la paridad no reflejan ni debilidad o fortaleza de una moneda o un país, como coloquialmente se le maneja. En marzo de 2009 el tipo de cambio fue de 14.74 pesos por un dólar y ahora se ubica en 11.57, lo que representa una apreciación de 22%. Pero en este tiempo el país no ha escalado grandes niveles en productividad, no se han aprobado reformas importantes, nuestro México de hace dos años, de hecho, no es muy distinto al México de hoy, entonces como se puede explicar la fortaleza del denominado súper peso. La razón es muy sencilla, durante este periodo Estados Unidos ha emitido muchos dólares para financiar su déficit fiscal, billetes verdes que han salido hacia las economías emergentes y que ha México le ha permitido incrementar su entrada de dólares por el aumento de exportaciones, remesas, inversión extranjera directa y de cartera; en resumen, ha crecido la oferta de dólares y cuando esto sucede el tipo de cambio se aprecia.

Obviamente un precio tan importante tiene efectos en la economía. Si, el tipo de cambio es un precio muy especial, ya que a través de él los precios de las mercancías extranjeras se expresan en moneda local y cuando se aprecia encarece relativamente nuestros productos al exterior, lo que reduce la competitividad de las exportaciones, incluso las petroleras, y limita el poder adquisitivo de las divisas que ingresan al país por concepto de remesas y turismo. Pero por otra parte, abarata las importaciones beneficiando a todos los que compramos productos extranjeros, lo que incentiva el consumo interno y a la par controla la inflación; en suma, la apreciación incrementa el poder adquisitivo de los ingresos de los mexicanos.

Estimado radioescucha, una apreciación no es mala ni buena, tan sólo muestra ciertas condiciones de la economía. Pero los medios la presentan como mala porque los exportadores se agrupan y reclaman ante la merma de sus ingresos; en contraste, los ciudadanos no nos agrupamos para informar ante los medios que la apreciación cambiaria ha mejorado nuestro nivel de vida. Como decía la abuela: "es mejor arrear al burro, que llevar la carga a cuestas".

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