el 68% del total de gastos en educación. Ello significa que la medida adoptada beneficiará a la clase social más alta, no a los más desposeídos. Si bien es cierto que quienes tienen a sus hijos en escuela privada erogan un doble gasto, ya que por una parte pagan impuestos sin recibir educación y, por la otra, pagan la escuela de sus hijos, dicha medida no es equitativa, como argumentan las autoridades hacendarias, porque no beneficiará al estrato social más pobre, a pesar de ser el grupo que más requiere de la educación.
La Secretaría de Hacienda afirma que para preservar la equidad se establece un límite máximo para la deducción, el que será equivalente al gasto que el Gobierno Federal ejerce por alumno en los niveles de educación mencionados, siempre y cuando su pago se realice por medios electrónicos, tales como tarjeta de crédito o débito, internet o cheques a nombre de la institución. Cabe señalar que el beneficio de la deducción será para los propios contribuyentes, su cónyuge, sus hijos o sus padres.
De los 34 millones de estudiantes que hay registrados en México, 29 millones se encuentran en los niveles educativos que son sujetos de la deducción. De ellos, 8 de cada 10 se encuentran estudiando en el sector público, ello implica que solo 2 de cada 10 educandos, que suman 3 millones, estudian en una escuela privada. El pensar que se puede mejorar el nivel educativo en México por el simple hecho de que cueste menos la educación privada gracias a la deducibilidad de impuestos, transmite la idea que la educación privada es superior a la pública, sin poner en tela de juicio el argumento. Lo que es cierto, es que esta medida fiscal no se traducirá en una mejor calidad educativa por parte de las escuelas privadas, ya que no genera incentivos para que las instituciones sean mejores.
Otro problema que plantea la deducción de las colegiaturas es su costo fiscal. De acuerdo con el titular de la Secretaría de Hacienda, el costo se ubicará entre 11 y 13 mil millones de pesos y que en palabras del fisco se cubrirán con economías; lo que suena vago y complicado. Soy de la opinión que al final y al cabo se tendrán que aumentar otros impuestos o dejar de gastar en algún programa social.
Estimado radioescucha, a través de esta medida el Gobierno desea refrendar su compromiso con la educación y con la economía familiar de la población. Sin embargo, las deducciones no beneficiarán a aquellos sectores de la población de menores ingresos y quienes más necesitan elevar su nivel educativo para salir del círculo vicioso que conforman la falta de educación y la pobreza. No cabe duda que la educación de calidad es fundamental para el crecimiento económico, pero no será a través de la deducción de las colegiaturas en escuelas privadas lo que detone un proceso de formación de capital humano en el país. Por qué mejor no vamos pensando en la entrega de cheques educativos para que cualquier ciudadano se inscriba en la escuela que prefiera, ya sea pública o privada. Como decía la abuela, los panteones están llenos de buenas intenciones.
viernes, 24 de junio de 2011
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