Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré algunos aspectos sobre las recientes propuestas de reforma política emanadas del PAN y el PRI. En este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala.
A. La buena, es que tanto el presidente Calderón como el PRI quieren democratizar la presidencia, reformar el Congreso y devolverle el poder a los ciudadanos.
B. La mala, es que a pesar de las buenas intenciones, las reformas políticas no servirán de mucho porque no tocan el corazón del sistema político mexicano.
En diciembre del año pasodo el presidente Calderón, ante el Congreso propuso una reforma política en la que incluía una segunda vuelta de votaciones cuando el resultado se preste a dudas, también propuso restaurar las candidaturas independientes; esto segundo está bien porque los ciudadanos carecemos de la oportunidad de ser electos, pero acaso somos tan ricos como para pagar una segunda vuelta electoral.
Por su parte, el martes pasado el PRI presento su propuesta, retomando algunos criterios de la reforma calderonista, tal como la reducción de 500 a 400 diputados y la disminución de 128 a 96 senadores. En cuanto a los senadores la reducción equivaldría a una baja de 4 a 3 Senadores por entidad federativa, pero el cambio de 500 a 400 diputados carece de razón alguna, ¿porqué no los reducimos a 320 o a 256?
Ambas propuestas también coinciden en la idea de establecer la lección consecutiva de hasta doce años de alcaldes, ayuntamientos y jefes delegacionales, con la idea de premiar o castigar a los funciones con base en su desempeño. Estoy convencido que la competencia es la madre de la productividad, pero, ¿acaso usted recuerda el nombre de su delegado o representante distrital?, ¿conoce todo lo que ha realizado su delegado o presidente municipal en pro del pueblo? ¿acaso volvería a votar por él?
Un punto particular e indiscutible de la propuesta priista es que en caso de enfermedad del presidente pueda ser sustituido por el titular de la Secretaría de Gobernación.
Estimado radioescucha, de que nos servirá una reforma política que no toque su corazón, servirán la segunda vuelta, la reelección, la disminución de diputados y senadores; cuando carecemos de la oportunidad de pedirles el rendimiento de cuentas. No lo creo, pienso que lo que necesitamos en una reforma política en la que dejemos de votar por caudillo, por personas, a cambio de elegir proyectos de partidos que respondan por sus actos de gobierno.
Para el poder de la discrecionalidad soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana. Gracias.
viernes, 11 de junio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario