Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. En esta ocasión comentaré la propuesta del PRD para no poner nombres peyorativos a los niños. En este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala.
A. La buena, es que los partidos políticos están pensando en mejorar el bienestar de los niños al blindarlos para que sus padres no les pongan nombres extraños o, según ellos, denigrantes.
B. La mala, es que los políticos a través de este tipo de propuestas lo que hacen es limitar la libertad de elegir de los ciudadanos de darle el nombre deseado a sus hijos.
Recientemente, Aleida Alavez, asambleísta del PRD, propuso reformar el Código Civil del Distrito Federal para dar a los jueces la facultad de exhortar a los padres para que no utilicen nombres propios que puedan ser objeto de burla al momento de otorgarle nombre propio a los menores, con lo que según la perredista se buscan acabar con nombres peyorativos y denigrantes. Salvo el caso de los indígenas quienes buscando su identidad podrían asignar nombres propios en sus lenguas maternas; los demás ciudadanos, en caso de aprobarse la propuesta, veríamos coartada nuestra libertad de llamar a nuestros hijos como queramos.
La Constitución Política en su primer artículo, cito, prohíbe “toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. Así que un nombre no puede ser motivo de discriminación.
Por su parte, el código civil para el DF establece en su artículo 58 que “el acta de nacimiento contendrá el día, la hora y el lugar del nacimiento, el sexo del presentado, el nombre o nombres propios y los apellidos paterno y materno que le correspondan…”. Y el artículo 135 permite rectificar cuando afecte el estado civil, la filiación, la nacionalidad, el sexo y la identidad de la persona.
La propuesta significa que tendremos que usar los nombres más populares, si son niños entonces sólo se podrán llamar Juan, Daniel, José, Ángel, Diego. Alejandro, Valentín, Santiago, Víctor, Luis, David, Sebastián, Gabriel, Adrian, Iván, Pablo o Miguel; en contraste, si es niña podrá nombrarle María, Sofía, Lucía, Ana, Paula, Daniela, Camila, Valentina, Valeria, Sara, Laura, Andrea, Isabel, Carla, Victoria o Gabriela.
Algunas personas le ponen a sus hijos nombres propios de actores famosos o nativos de otras culturas, que pueden sonar extraños cuando se pronuncian con el apellido, tal es el caso de Aristóteles Ortega, Armando Esteban Quito, Campeón Invicto Rodríguez, Chile Pérez, Chuck Gómez, Elba Lazo, Estrella luna del sol, George Hernández, Herencia Malpartida, Hermoso Conejo, Hitler Aguirre, Jean Pierre Domínguez, Michael Pérez, Sacarías Piedra del Río, Trabajo Cumplido, Vaquero Valiente, Walt Disney de los Santos; y en palabras de Alavez, James Bond, Pocahontas, Masiosare, Terminator y LadyDy.
Estimado radioescucha, el PRD acaba de aprobar los matrimonios entre personas del mismo sexo, mostrándose progresistas al promulgar la libertad de elección conyungal; en contraste, quiere coartar nuestra libertad de llamar a nuestros vástagos como queramos. No permitamos que limiten nuestra libertad de elegir el nombre de nuestros hijos ni cualquier tipo de libertad.
Para EL PODER DE LA DISCRECIONALIDAD (FRECUENCIA FINANCIERA), soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana.
viernes, 11 de junio de 2010
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