Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré mi pronóstico de remesas para este año. En este tenor les tengo dos noticias, una buena y una mala.
A. La buena es que este año estoy calculando que las remesas aumentaran a 22 mil millones de dólares, mil millones más que el año pasado.
B. La mala es que pese al crecimiento económico de Estados Unidos el envío promedio de cada migrante no se ha recuperado.
El tema del ingreso de divisas por remesas cobró relevancia a partir del año 2001, a tal nivel que en el año 2007 ingresaron al país 27 mil millones de dólares por esta vía, constituyéndose en el mayor registro histórico. En el año 2008 bajaron por primera vez y el año pasado continúo su tendencia decreciente. Con la información disponible hasta abril, estoy estimando para este año el ingreso de 22 mil millones de dólares; cantidad nada despreciable, por que serviría para comprar medio millón de camionetas de lujo o dos y medio millones de autos compactos, o bien contratar por un año a 14 millones de mexicanos que ganen un salario mínimo.
Hoy en día, los dólares que nos envían los migrantes representan casi tres por ciento del PIB, es decir, son equivalentes a 3 pesos de cada 100 que se producen en el país. Las remesas superan significativamente al ingreso que obtiene México por concepto de turismo, inversión extranjera directa, lo que le ha posicionado como la segunda fuente de billetes verdes, después de la venta de petróleo. En suma, estos recursos son equivalentes a la producción total de Zacatecas, Nayarit, Baja California Sur y Colima en conjunto; no en balde en el mundo somos la tercera nación más favorecida en esta materia después de la India y China
Sin embargo, como ya lo he sostenido en este medio y en todos los foros en que me presento no es una cifra para sentirnos orgullosos, ya que sólo expresa la incapacidad institucional, del gobierno y de las empresas privadas, de generar los empleos que este país requiere y con la remuneración adecuada. Prueba de ello es que las familias receptoras de remesas ocupan su dinero para resolver sus necesidades básicas, de cada 100 dólares que reciben 80 los gastan en alimentos, vestido y salud; en otras palabras prácticamente se comen las remesas.
Los envíos se reciben principalmente de Estados Unidos y, como usted recordara, desde finales de 2007 le economía más grande del mundo inició una fase de recesión económica, lo que disminuyó sus niveles de producción y empleo; siendo los migrantes uno de los estratos socioeconómicos más afectados y, por ende, sus familiares aquí en México. Prueba inequívoca de ello, es que las remesas disminuyeron, tanto en el número de operaciones, o sea de depósitos, como en la cantidad que se envía en promedio. Históricamente el promedio de envío de cada migrante fue cercano a 350 dólares hasta el año 2008, pero un año después cayeron drásticamente a 317 dólares y estimo que este año esa tendencia se mantendrá.
Estimado radioescucha, este año el envío promedio, el número de depósitos y su consecuente ingreso de remesas aumentarán a paso lento, no obstante, el nivel de bienestar de los mexicanos que las reciben aumentará gracias a los migrantes que han decido arriesgar su vida por el bienestar de su familia.
Para el Poder de la Discrecionalidad, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana. Gracias
viernes, 11 de junio de 2010
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