Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré la entrada en vigor de la nueva Ley de residuos plásticos en el Distrito Federal. En este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala:
A. La buena, es esta ley muestra que existe cierto grado de preocupación por parte de las autoridades respecto al tema de daño al medio ambiente.
B. La mala, es que las medidas de la nueva ley no detendrán el impacto ambiental.
Las tradicionales bolsas que suelen ofrecer los supermercados y establecimientos comerciales son fabricadas con base en petróleo y dependiendo de su espesor, pueden tardar varios cientos de años en degradarse por sí solas.
Por ello, el gobierno defeño preocupado por tomar acciones para disminuir el daño ambiental provocado por la utilización de este tipo de bolsas. Desde el día de hoy, entra en vigor la ley de residuos sólidos, la cual dictamina que los establecimientos comerciales capitalinos deben cobrar a sus clientes las bolsas de plástico, las cuales además deberán ser biodegradables.
Los comercios que no cumplan con la normatividad serán sancionados con multas desde mil a 20 mil días de salarios mínimos, es decir, de 57 mil a más de un millón de pesos y el arresto inconmutable de 36 horas.
No cabe duda que el daño al medio ambiente debe adquirir mayor atención, pero las medidas adoptadas no son las más adecuadas.
La industria del plástico estima que las pérdidas por año rondaran los 600 millones de pesos. Asimismo, reporta que en el DF se entregan 32 millones de bolsas diarias y si se venden en 1 peso cada una, representará un gasto de 32 millones de pesos para los ciudadanos capitalinos, quienes además de pagar impuestos y predial más alto ahora tendremos que gastar en bolsas.
Algunas tiendas departamentales y autoservicio ya establecieron el precio de la bolsa desde 60 centavos a 2 pesos, o incluso hasta 15 pesos para las bolsas de colores tejidas con fibra de PET; en contraste, algunas misceláneas optaran por no dar bolsas de plástico por temor a ser sancionados. Cabe señalar, que la ley no castiga a los que usen bolsa de polietileno o biodegradable, sino a los que las otorguen de manera gratuita, y como sucede generalmente con las acciones de gobierno los más afectados serán los pequeños comerciantes, no tanto por la medida en sí, sino por el posible acoso que podrían sufrir por parte de inspectores corruptos que aprovechándose de la ley busquen hacer su agosto.
Sin duda, los comerciantes establecidos en la ciudad de México acatarán la nueva disposición capitalina para evitar ser sancionados. Pero recordemos que las bolsas generalmente cumplen dos funciones, nos permiten llevar nuestras compras a casa y después las reutilizamos para tirar la basura. Pero debemos estar conscientes de que la medida adoptada tiene la finalidad de reducir la contaminación de plástico. Sin embargo, a nuestras flamantes autoridades se les olvida que si no contamos con las bolsas de las tiendas para tirar la basura, las tendremos que comprar empaquetadas, el problema es que éstas son más gruesas y pesadas que las que entregan las tiendas comerciales, empeorando el problema ambiental.
Estimado radioescucha, usted piensa que los establecimientos comerciales nos regalan las bolsas, pues categóricamente le digo que no, las pagamos, sólo que su costo está contenido en el precio de todas las mercancías que compramos. Así que obligarnos a pagarlas, para generar conciencia ambiental, no servirá de nada. De hecho, en Irlanda se aplicó un impuesto a las bolsas de plástico y en lugar de reducir su consumo, aumentó en 30%. No cabe duda que el camino que lleva al infierno está pavimentado con buenas intenciones.
Para el Poder de la Discrecionalidad, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana. Gracias.
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