Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré la propuesta del Ejecutivo al senado para que Agustín Carstens ocupe la gubernatura del Banco de México. En este tenor les tengo dos noticias; una buena y una mala.
La buena es que ya anunciaron al sustituto de Guillermo Ortiz y se acabó la incertidumbre.
La mala es que proponen a Carstens para supuestamente lograr una armonía entre la política monetaria y fiscal.
El artículo 28 de la Constitución establece que el Estado Mexicano tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones, denominado Banco de México. Asimismo, establece que su objetivo propietario es procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional.
En el discurso que acompañó la propuesta de Agustín Carstens para ocupar la gubernatura del Banco de México, Felipe Calderón declaró que el objetivo de nombrarlo es armonizar la política fiscal y monetaria para retomar el crecimiento económico.
Lo que significa este mensaje es que el nuevo gobernador debe dejar de ser autónomo para darle dinero al presidente cuando él lo quiera. Cuando un gobierno quiere gastar más de lo que obtiene a través de los impuestos y los instrumentos no tributarios, una opción es pedirle al Banco Central que ponga a funcionar la maquinita de hacer dinero, se lo entregue al gobierno y éste lo gasta en sueldos de sus funcionarios, en papel, autos, computadoras y todo lo que requiere.
Hasta aquí todo suena de maravilla pero conforme avanzan las semanas, las empresas al tener una mayor demanda de sus productos comienzan a subir los precios iniciándose una espiral inflacionaria, incumpliéndose con ello el mandato constitucional de mantener la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda.
Estimado radioescucha, la emisión de dinero para financiar el gasto excesivo del gobierno es un robo de magnitud colosal, porque el poder adquisitivo que gana el gobierno lo pagamos los ciudadanos al sufrir precios más elevados.
Espero que como gobernador del Banco de México, Carstens cumpla su papel a cabalidad y no caiga en la tentación de financiar el gasto excesivo del gobierno para apoyar medidas populistas que perjudican a los ciudadanos; qué paradoja un gobierno rico con ciudadanos pobres.
Para el poder de la discrecionalidad soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
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