Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré sobre los costos que ha generado la sequía en el país, y en este tenor, les tengo dos noticias: una buena y una mala:
A. La buena, es que ante los efectos de la sequía más devastadora de los últimos 71 años, el Estado destinará cerca de 40 mil millones de pesos para paliar algunos de los daños. Recursos necesario, pero insuficientes.
B. La mala, es que el cambio climático es una realidad y no se detendrá. Sin desprecia los efectos que causan las actividades humanas, el cambio climático es causado básicamente por el ciclo solar.
La República Mexicana padece una sequía que se prolongó durante el 2011 y es la más intensa de los últimos 71 años, el fenómeno ha afectado al menos a 19 estados, casi 50% del territorio mexicano, cinco estados con sequía extraordinaria y otros 14 con sequía severa. Los estados más afectados por la falta de lluvias son Aguascalientes, Coahuila, Chihuahua, Durango, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
El estiaje se define como el nivel o caudal mínimo de un río o laguna en cierta época del año, debido principalmente a sequías por escasez de lluvias. Hasta ahora, el estiaje ha provocado varios problemas, en donde resaltan las 24 mil familias afectadas en tres municipios de Chihuahua, según cifras oficiales; así como una pérdida estimada entre 60 y 100 mil cabezas de ganado.
La sequía nos está “cobrado intereses”, para el cierre de enero, la Secretaría de Agricultura erogó casi 600 millones de pesos en diversos programas del gobierno federal para atender a los productores de las entidades con declaratoria de sequía a través de los programas de Apoyos Directos al Campo (Procampo), Producción Pecuaria Sustentable y Ordenamiento Ganadero y Apícola (Progan) y del Componente de Energéticos Agropecuarios.
Además de esos programas, la Secretaría de Desarrollo Social ha entregado hasta ahora 170 mil despensas y 100 millones de litros de agua para atender el desabasto.
En las entidades más dañadas de Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila, Zacatecas, Durango y Aguascalientes, la Comisión Nacional del Agua (Conagua), en coordinación con otras dependencias y los gobiernos estatales y municipales, distribuirá 290 millones de litros de agua potable; perforará o repondrá 331 pozos, rehabilitará 80, y construirá 74 galerías filtrantes y rehabilita otras 612. Todo ello, con una inversión superior a 926 millones de pesos.
Al parecer el gasto hasta ahora realizado para afrontar el fenómeno ha sido insuficiente, ya que en esta semana el presidente Calderón afirmando haberse adelantado a la contingencia, presupuestó 34 mil millones de pesos mas en un nuevo programa, para instrumentar medidas en las diferentes entidades afectadas.
Lo peor es que las sequías son cada vez más agudas en los estados del norte del país. Estudios de prospectiva sobre el cambio climático indican que las zonas áridas del país se continuarán ensanchando, lo que prevé que de continuar con las técnicas agropecuarias actuales se tendrán que seguir erogando sumas mayores a las actuales.
Estimado radioescucha, a pesar de que el presidente Felipe Calderón afirmó que desde el año pasado su gobierno “se puso las pilas” para enfrentar la contingencia y que desde julio pasado se establecieron diversos programas para hacerle frente al fenómeno de la sequía, es indudable que el norte del país está fuertemente afectado y serán insuficientes los miles de millones de pesos que se le han destinado para mitigar las afectaciones. Soy de la opinión que la solución, no está en los subsidios ni en las ayudas como despensas, creo que hay que actuar decididamente en el cambio de técnicas de producción en condiciones críticas. Ni siquiera habría que inventar algo; sigamos el ejemplo de Israel y otras naciones de medio oriente que son productivas en medio del desierto. Como decía la abuela, “El éxito consiste en obtener lo que se desea; la felicidad, en disfrutar lo que se tiene”.
Para el poder de la discrecionalidad, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
viernes, 10 de febrero de 2012
jueves, 2 de febrero de 2012
THE ECONOMIST: “LA SIESTA DEL CONGRESO, LA LEGISLATURA DE NO HACER NADA”
Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré una nota del semanario financiero londinense The Economist sobre los sueldos y los días que trabajan los legisladores mexicanos, y en este tenor, les tengo dos noticias: una mala y una peor:
A. La mala, es que los legisladores trabajan tan sólo 195 días al año; cuando un mortal labora alrededor de 300 días.
B. La peor, es que por tan poco esfuerzo se embolsan en promedio 160 mil pesos cada mes; ello sin considerar sus ingresos por prestaciones.
Recientemente se publicó en The Economist” un artículo intitulado “La siesta del Congreso, la legislatura de no hacer nada”, en el que se destacó que los legisladores mexicanos son los mejor pagados de toda América Latina, después de los brasileños, al percibir 160 mil pesos mensuales, y que son los que menos trabajan, ya que sólo laboran durante 195 días al año. Los mexicanos ordinarios, después de una quincena de fiestas navideñas volvieron a trabajar; en contraste, los 500 diputados y 128 senadores terminan sus vacaciones en este mes y sus vacaciones de verano comenzarán en abril.
Un estudio revela que en la región latinoamericana los legisladores reciben un salario promedio de casi 93 mil pesos mensuales y un diputado federal mexicano más de 160 mil pesos, sólo por debajo de Brasil, en donde cada uno cuesta 210 mil pesos. Sin embargo, en el caso mexicano cuando se agregan las prestaciones y subvenciones discrecionales sus ingresos ascienden a 220 mil pesos, similares a 120 salarios mínimos; el año pasado los legisladores nos costaron casi 7 mil millones de pesos.
El artículo también expone que en el último sexenio los diputados y senadores se han caracterizado por negar la aprobación de reformas cruciales para el país. Textualmente dice que “Aun cuando exista consenso, el Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo (…) las reformas languidecen mientras los legisladores subtrabajan”.
El semanario adiciona que algunos partidos rechazan las propuestas de reformas impulsadas por el presidente Calderón y el PAN, porque “los congresistas están casados con sus partidos”, es el caso de los legisladores del PRI quienes apoyan al aspirante presidencial Enrique Peña, y no quieren darle al PAN ninguna victoria previa a las elecciones de julio. Incluso argumenta que “cuando votan, lo hacen más para bloquear a los rivales que para aprobar reformas”. Destaca el caso de la reforma laboral que en el 2010 fue rechazada por el PRI, para proponer después una reforma similar. También sobresale “el retraso de 14 meses en el nombramiento de tres consejeros electorales, mientras que para elegir un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se tardaron ‘sólo’ 15 meses”.
Estimado radioescucha, cada legislador se embolsa 220 mil pesos mensuales, a una persona que gana el salario mínimo reunir esa suma le llevaría 10 años de trabajo. Y eso no es todo, ya que nos salen todavía más caros porque al no aprobar las reformas estructurales, su falta de productividad, nos impide tener un mayor crecimiento económico condenándonos a ingresos raquíticos. No en vano rechazaron la Reforma Política que incluía la reelección, “lo que permite que los legisladores dependan de los jefes de sus partidos y no de los votantes para su próximo trabajo”. Como decía la abuela, “El lechón que siendo lechón no lo matan, muere marrano”.
Para el poder de la discrecionalidad, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
A. La mala, es que los legisladores trabajan tan sólo 195 días al año; cuando un mortal labora alrededor de 300 días.
B. La peor, es que por tan poco esfuerzo se embolsan en promedio 160 mil pesos cada mes; ello sin considerar sus ingresos por prestaciones.
Recientemente se publicó en The Economist” un artículo intitulado “La siesta del Congreso, la legislatura de no hacer nada”, en el que se destacó que los legisladores mexicanos son los mejor pagados de toda América Latina, después de los brasileños, al percibir 160 mil pesos mensuales, y que son los que menos trabajan, ya que sólo laboran durante 195 días al año. Los mexicanos ordinarios, después de una quincena de fiestas navideñas volvieron a trabajar; en contraste, los 500 diputados y 128 senadores terminan sus vacaciones en este mes y sus vacaciones de verano comenzarán en abril.
Un estudio revela que en la región latinoamericana los legisladores reciben un salario promedio de casi 93 mil pesos mensuales y un diputado federal mexicano más de 160 mil pesos, sólo por debajo de Brasil, en donde cada uno cuesta 210 mil pesos. Sin embargo, en el caso mexicano cuando se agregan las prestaciones y subvenciones discrecionales sus ingresos ascienden a 220 mil pesos, similares a 120 salarios mínimos; el año pasado los legisladores nos costaron casi 7 mil millones de pesos.
El artículo también expone que en el último sexenio los diputados y senadores se han caracterizado por negar la aprobación de reformas cruciales para el país. Textualmente dice que “Aun cuando exista consenso, el Congreso se las ingenia para estar en desacuerdo (…) las reformas languidecen mientras los legisladores subtrabajan”.
El semanario adiciona que algunos partidos rechazan las propuestas de reformas impulsadas por el presidente Calderón y el PAN, porque “los congresistas están casados con sus partidos”, es el caso de los legisladores del PRI quienes apoyan al aspirante presidencial Enrique Peña, y no quieren darle al PAN ninguna victoria previa a las elecciones de julio. Incluso argumenta que “cuando votan, lo hacen más para bloquear a los rivales que para aprobar reformas”. Destaca el caso de la reforma laboral que en el 2010 fue rechazada por el PRI, para proponer después una reforma similar. También sobresale “el retraso de 14 meses en el nombramiento de tres consejeros electorales, mientras que para elegir un ministro de la Suprema Corte de Justicia, los diputados se tardaron ‘sólo’ 15 meses”.
Estimado radioescucha, cada legislador se embolsa 220 mil pesos mensuales, a una persona que gana el salario mínimo reunir esa suma le llevaría 10 años de trabajo. Y eso no es todo, ya que nos salen todavía más caros porque al no aprobar las reformas estructurales, su falta de productividad, nos impide tener un mayor crecimiento económico condenándonos a ingresos raquíticos. No en vano rechazaron la Reforma Política que incluía la reelección, “lo que permite que los legisladores dependan de los jefes de sus partidos y no de los votantes para su próximo trabajo”. Como decía la abuela, “El lechón que siendo lechón no lo matan, muere marrano”.
Para el poder de la discrecionalidad, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
viernes, 20 de enero de 2012
LA CUESTA DE ENERO
Hola Jorge Humberto, es un placer volver a saludar a tu finísimo público. Hoy comentaré el alza de precios y la consecuente llamada “cuesta de enero”, y en este tenor les tengo dos noticias: una buena y una mala.
A. La buena, es que al cierre del año 2011 la inflación se mantuvo dentro de los márgenes establecidos por el Banco de México al cerrar el año en 3.8 por ciento.
B. La mala, es que con sólo cinco días de ver la luz, el recién nacido 2012, trae torta pero envuelta en una bolsa inflacionaria, tejida con dos hilos conductores, las pérdidas del sector agropecuario y el alza de las tarifas de los bienes y servicios que nos “vende” el gobierno.
Pasada la natural euforia de la navidad y el año nuevo, con sus regalos y los doce deseos, en enero nos encontramos gastados ante un escenario en que los precios de los bienes y servicios han comenzado su escalada. Esta no es una noticia nueva, de hecho, desde hace algo más de tres años, los precios internacionales de los alimentos se han incrementado constantemente incentivados, por aspectos climatológicos, el uso de granos básicos en la producción de biocombustibles y el aumento del consumo de naciones que si han crecido, tal es el caso de China y e India, entre otras.
En México, en pocos días los precios de algunos alimentos se han disparado. Por ejemplo, el precio del kilogramo de huevo subió de 20 a 24 pesos, un aumento de veinte por ciento en tan sólo una semana; el precio del pollo entero pasó de 36 a 40 pesos el kilo, evidenciando un alza del once por ciento. Sobre el arroz mejor ni hablamos. A todas luces, en tan solo unos días, estos incrementos superan la meta anual de inflación de dos a cuatro puntos porcentuales establecida por el Banco de México.
La pregunta obligada es, lo que comúnmente denominados “la cuesta de enero” ¿acaso es una fecha calendario como la navidad o la semana santa o el día de madres que cada año debe repetirse?
La respuesta es un rotundo no. Hay dos efectos que la propician. Por una parte, ante la euforia decembrina algunas personas gastan desmedidamente, incluso tiene que recurrir al crédito para sortear los primeros meses del año, o piden prestado o empeñan sus pertenencias, a veces sin poder recuperarlas. Según el Vocero del Nacional Monte de Piedad, el 90% de los usuarios empeña joyas y relojes, el 10% restante artículos varios que van desde electrodoméstico hasta un vehículo. Por otra parte, el gobierno se aprovecha de una fecha de exacerbada alegría, en donde las familias gozan de los recursos adicionales que les proporcionó el aguinaldo, para subir los impuestos, la gasolina, el gas, la electricidad, las tarifas de las autopistas, pero sobre todo el salario mínimo. De esta forma los ciudadanos, padeciendo una ilusión monetaria decembrina pensaran que lo podrán sobrellevar; pero conforme avanzan los días se dan cuenta que era una quimera, una mera ilusión festiva.
El “generoso” aumento del salario mínimo fue de 4.2%, un aumento espectacular de 2.51 pesotes; ahora podemos aspirar a ganar algo más de 60 pesos diarios. Por lo menos en este año no nos aplicaron la miscelánea fiscal y los impuestos se mantienen.
Estimado radioescucha, la cuesta de enero pareciera que debe repetirse todos los años. Pero esto es falso, quien lo propicia es el gobierno con el aumento de los precios de los bienes y servicios que ofrece, incluido el salario mínimo, el que debería estar relacionado con la productividad, no solo con la inflación. Por supuestos las familias también pueden participar en su erradicación limitando sus gastos decembrinos. Como decía la abuela, “El diablo sólo tienta a aquel con quien ya cuenta”.
Para el Poder de la Discrecionalidad, deseándoles lo mejor para este año, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
A. La buena, es que al cierre del año 2011 la inflación se mantuvo dentro de los márgenes establecidos por el Banco de México al cerrar el año en 3.8 por ciento.
B. La mala, es que con sólo cinco días de ver la luz, el recién nacido 2012, trae torta pero envuelta en una bolsa inflacionaria, tejida con dos hilos conductores, las pérdidas del sector agropecuario y el alza de las tarifas de los bienes y servicios que nos “vende” el gobierno.
Pasada la natural euforia de la navidad y el año nuevo, con sus regalos y los doce deseos, en enero nos encontramos gastados ante un escenario en que los precios de los bienes y servicios han comenzado su escalada. Esta no es una noticia nueva, de hecho, desde hace algo más de tres años, los precios internacionales de los alimentos se han incrementado constantemente incentivados, por aspectos climatológicos, el uso de granos básicos en la producción de biocombustibles y el aumento del consumo de naciones que si han crecido, tal es el caso de China y e India, entre otras.
En México, en pocos días los precios de algunos alimentos se han disparado. Por ejemplo, el precio del kilogramo de huevo subió de 20 a 24 pesos, un aumento de veinte por ciento en tan sólo una semana; el precio del pollo entero pasó de 36 a 40 pesos el kilo, evidenciando un alza del once por ciento. Sobre el arroz mejor ni hablamos. A todas luces, en tan solo unos días, estos incrementos superan la meta anual de inflación de dos a cuatro puntos porcentuales establecida por el Banco de México.
La pregunta obligada es, lo que comúnmente denominados “la cuesta de enero” ¿acaso es una fecha calendario como la navidad o la semana santa o el día de madres que cada año debe repetirse?
La respuesta es un rotundo no. Hay dos efectos que la propician. Por una parte, ante la euforia decembrina algunas personas gastan desmedidamente, incluso tiene que recurrir al crédito para sortear los primeros meses del año, o piden prestado o empeñan sus pertenencias, a veces sin poder recuperarlas. Según el Vocero del Nacional Monte de Piedad, el 90% de los usuarios empeña joyas y relojes, el 10% restante artículos varios que van desde electrodoméstico hasta un vehículo. Por otra parte, el gobierno se aprovecha de una fecha de exacerbada alegría, en donde las familias gozan de los recursos adicionales que les proporcionó el aguinaldo, para subir los impuestos, la gasolina, el gas, la electricidad, las tarifas de las autopistas, pero sobre todo el salario mínimo. De esta forma los ciudadanos, padeciendo una ilusión monetaria decembrina pensaran que lo podrán sobrellevar; pero conforme avanzan los días se dan cuenta que era una quimera, una mera ilusión festiva.
El “generoso” aumento del salario mínimo fue de 4.2%, un aumento espectacular de 2.51 pesotes; ahora podemos aspirar a ganar algo más de 60 pesos diarios. Por lo menos en este año no nos aplicaron la miscelánea fiscal y los impuestos se mantienen.
Estimado radioescucha, la cuesta de enero pareciera que debe repetirse todos los años. Pero esto es falso, quien lo propicia es el gobierno con el aumento de los precios de los bienes y servicios que ofrece, incluido el salario mínimo, el que debería estar relacionado con la productividad, no solo con la inflación. Por supuestos las familias también pueden participar en su erradicación limitando sus gastos decembrinos. Como decía la abuela, “El diablo sólo tienta a aquel con quien ya cuenta”.
Para el Poder de la Discrecionalidad, deseándoles lo mejor para este año, soy Miguel Cervantes y estaré con ustedes la próxima semana, gracias.
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